Nerea García Baztán, Ana Dévora Ilundáin y Leticia Romero Haro son las tres árbitras navarras en fútbol sala. Las dos primeras arbitran en categoría regional y Romero en Tercera División.
A las tres les trajo un motivo diferente al arbitraje, si bien el trio coincide en que llegaron para quedarse, porque enseguida aprendieron a disfrutar de este deporte y continuan llenando parte de su vida en las pistas de fútbol sala.
Nerea García – la más veterana- tiene 40 años y lleva como árbitra asistente desde 2005. 15 años que comenzaron por acompañar a su marido cuando iba a pitar encuentros de fútbol sala. Está casada con David Urdánoz, colegiado navarro internacional, y fue él quien le metió el gusanillo. Después Nerea se afianzó hasta alcanzar la máxima categoría. Durante este periplo también ha sido mamá y es un ejemplo de cómo compaginar la maternidad con el deporte: “Nunca he tenido problema en este sentido. Tuve a mi hija y me cogí mi baja correspondiente. Ahora, cuando los dos tenemos que arbitrar, puedo presumir de abuelos que cuidan gustosamente de su nieta”.
Ana Dévora es la más joven con 19 años. También le atrapó la disciplina y el deporte: “Mi madre trabajaba en el Colegio de Árbitros y me comentó la posibilidad de probar; tomármelo como una asignatura extraescolar y llevo con ella cuatro años (sonríe)”.
En cuanto a Leticia Romero, una lesión le condujo al fútbol sala. Lleva siete años. “Jugaba al fútbol y me lesioné la rodilla. Durante la recuperación y, por no perder el contacto con el deporte, me apunté al cursillo de árbitro. Tras esa lesión, llegaron varias más, y parecía que mi destino estaba en la pista, pero arbitrando. No me revele contra él, sino todo lo contrario. Y aquí estoy, sin duda, disfrutando”.
Las tres hablan maravillas de sus compañeros y del entorno en general: “Nunca nos hemos sentido incómodas y jamás hemos tenido una mala experiencia por el hecho de ser árbitras y menos por el hecho de ser mujeres”. Leticia Romero comenzó en el arbitraje en fútbol campo y ahí sí que sintió comentarios menos gratificantes por parte del público. Cuando cambió al fútbol sala también cambió el nivel de crítica: “En el fútbol sala es diferente. Ahora que arbitro en Tercera División hay más intercambio de opiniones por parte de jugadores, entrenadores y demás; pero es un lance más del juego. Recuerdo que al principio, las quejas iban hacia mis compañeros y no a mí, aunque hubiese sido yo la que hubiese tomado una u otra decisión. Ahora que ya me conocen, todo ha cambiado…. Siempre son quejas respetuosas».
Los objetivos de las tres son diferentes. Nerea García ve cómo cada día el adiós está más cercano, pero hasta entonces tiene claro su apuesta por fomentar el fútbol sala: “Espero que el Campeonato de España que se va a celebrar en Navarra tenga la suficiente presencia en medios para impulsar el fútbol sala. La gente va a poder disfrutar de muchos partidos y de muchos equipos y creo que es bueno para todos. Ahora todas las miradas están puestas en el fútbol campo y la sala se está resintiendo. Ha habido una disminución de equipos y de licencias, sobre todo, en chicas. Hay que apoyar este deporte y desde el colectivo arbitral estamos poniendo nuestro granito de arena”.
Leticia Romero quiere continuar su andadura en el arbitraje y alcanzar la Segunda División B. Es una meta, pero siempre y cuando pueda seguir disfrutando. Si no es así, lo tiene claro “aprender siempre de los compañeros y disfrutar con este deporte y de este deporte. Si no disfrutas, no merece la pena escalar categorías”.
Ana Dévora, con 19 años, no tiene prisa: “Es una actividad entretenida. Te atrapa una vez que estás dentro, así que mi objetivo es seguir todo lo que pueda. Eres una parte del juego y eso es muy importante”.
Por último, ponen voz a una reivindicación: “Conseguir un salario equitativo al de los hombres en el deporte femenino en general y que cada uno arbitre la categoría para la cual tiene nivel al margen del género”.